Vuelos Almería

Vuelos a Almería: los cuatro elementos

Almería; a vista de pájaro desde la ventanilla del avión puede verse el inmenso lienzo color de plata allí abajo; del árabe Al-Mairiya, espejo del mar, puede deber su nombre al ese efecto luminoso del orto, cuando el sol, poco a poco, va formando un inmenso espejo natural que deslumbrará nuestros sentidos al amanecer en su salida por el mar. Desde San José a Carboneras, la costa de Almería tiene el embrujo del paisaje  lunar, del sol de Andalucía, de la claridad de sus aguas, de lo oculto de sus calas de arena blanca, pura poesía natural llena de claridad. Bajemos.

Aire

Aterrizamos. El Aeropuerto de Almería mantiene una actividad de más de 150.000 vuelos anuales, según las estadísticas de su web www.aena.es En él operan las principales compañías aéreas, con vuelos directos desde los principales puntos de origen y destino nacionales e internacionales.

Agua

Conocer de cerca el Parque Natural marítimo-terrestre de Cabo de Gata-Níjar es uno de los privilegios de navegar por estas aguas. Desde el puerto deportivo de la localidad de San José salen a diario embarcaciones, a vela o motor, en las cuales podemos surcar estas costas de aguas cristalinas, y practicar el buceo con snorkel o a nivel profesional; bajo sus aguas podemos ver las mejores praderas de posidonia oceánica del mediterráneo, donde sargos y meros crían sus proles, y doncellas y meros merodean las rocas asentadas en los blancos fondos arenosos. Existen distintas escuelas de buceo en este entorno, en las cuales podemos aprender los secretos para practicar este deporte aquí.

Tierra

Los aficionados al western no deben dejar de ver el árido paisaje del Desierto de Tabernas, lugar mítico en la filmografía del gran Sergio Leone, padre del Spaghetti western. Allí podemos visitar el Pequeño Hollywood, donde un grupo de auténticos forajidos hacen una representación de lo que fue el lejano oeste. Cerca de Tabernas podemos visitar el observatorio astronómico de Calar Alto, enclavado en plena Sierra de los Filabres, donde suele nevar en inviernos duros.

y fuego...

La casualidad es esa parte del viaje que no está prevista o escrita en ninguna guía; ella fue la que hizo que encontrara el Bar Berlín, en la pedanía del Hijate, en la recóndita y apartada carretera de la Comarca de Macael, un lugar donde parece que siempre está nevado, pero no de nieve, si no de una fina capa de algo que todo lo envuelve. Es el micropolvo de mármol, que lo siembra todo de blanco. Entramos en aquel bar de carreteras con apariencia externa de otra cosa dado el luminoso, y aquello me pareció el cielo: ollas llenas de capón, conejos al ajillo, churrascos de cerdo de tres dedos de magro de grosor, y un universo olfativo de especias indefinible. Es el mejor sitio si quieres comer carne, del mundo dicen muchos. Emilio y Antonio, dos antiguos emigrados españoles en Alemania, oriundos regresados a su terruño, hacen el milagro. Por aquí es normal ver a Alcaldes, Ministros, currantes, viajeros eventuales, y la flor y nata de Almería, la cual va a comer y a deleitarse con el trato cordial de sus dueños. Un lujo escondido, que como la fragua de Vulcano, guarda un fuego que nunca se apaga. Bon apetit.